jueves, 13 de marzo de 2014

Más de lo mismo


          Ortega y Gasset declaró a un periódico argentino que España era el pueblo más anormal de Europa. Y tenía razón porque qué se puede decir de un país que aguanta lo que ha pasado y está pasando sin actuar. ¡Ohhh, se dirá! Sí que actúa; se manifiesta protestando en las calles. Pero ¿de qué valen las manifestaciones festivas que recorren las calles si los que tienen el poder no se dan por aludidos? :-Dejad que griten, canten y bailen porque luego se irán a sus casas cansados, y la rabia que les invade quedará amortiguada y diluida por un tiempo. Eso es lo que piensan y dicen entre sí los que están en el poder, porque saben que el español es más de palabras que de hechos, mucho hablar y poco hacer.

          Además es un ser resignado,-siempre lo ha sido-, a aguantar con corrupciones de toda índole que desde hace siglos han estado manchando todas las actividades de la vida nacional, empezando por la económica y terminando con la social. Y no voy a enumerar aquí las que nos atañen en la actualidad porque, parte de ellas, son archiconocidas y han sido ampliamente difundidas en los medios de comunicación. Hechos, dichos y acciones que en cualquier país de nuestro entorno habrían obligado a dimitir a los "personajes implicados"; pero en España nadie dimite. No hay vergüenza ni moral; sólo existe el aquí todo vale ya que a la mayoría de los involucrados o no se les juzga, o quedan impunes, o cumplen condenas irrisorias que luego quedan en nada, o se les indulta, o recurren la sentencia y pasaran años y años hasta  que se vuelva a dictar otra sentencia y, para entonces, nadie se acordará del delito cometido.

             Y todo esto que los españoles sabemos es aceptado porque forma parte de ese fatalismo muy español, que unido a la resignación hace que pasemos los días esperando que todo se resolverá, porque no hay mal que cien años dure, o también, creyendo las mentiras de aquel o aquellos que para conseguir el poder aseguran que todo cambiará.

               Y vuelta a empezar.
                Y así vamos hacia un futuro de...  

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