lunes, 7 de octubre de 2013

Subida a la Roca del León de Sigiriya


          Sigiriya en Sri Lanka es una enorme roca de 185 metros de alto en donde el rey Kasyapa,-después de deponer y asesinar a su padre-, guiado por un capricho o, mejor, por una locura mandó construir en lo alto una extraordinaria fortaleza y un palacio en el siglo V.
 


 
 
           Se accedía al complejo palacio por las fauces de un león esculpido en el peñasco,-que tiene la forma de un felino recostado sobre su vientre-, y del que ahora solo quedan en la base las patas delanteras.
 
          Hoy se puede llegar hasta la cima de la montaña y ver las ruinas si se está en buenas condiciones físicas y se es capaz de superar los 1.200 escalones, algunos de ellos por varias escaleras metálicas colgantes que producen vértigo y pánico.
 

 
           Lo más interesante de Sigiriya son unos frescos del siglo V pintados en una galería excavada en la roca que representan a mujeres de torso desnudo muy adornadas. De los 500 dibujos que eran en su origen solo quedan 19 y no se sabe por cuanto tiempo.
 
 

 Cuando se consigue llegar hasta lo más alto después de un agotador esfuerzo físico y psíquico,-hay que superar el miedo en los tramos en los que se sube por las citadas escaleras metálicas enganchadas sobre la superficie vertical del promontorio, con la sensación de estar colgados en el aire-; la recompensa: la impresionante vista que se divisa desde la cima y la contemplación de los sutiles colores del atardecer, aunque para algunos esta ascensión y el esfuerzo realizado sean una gilipollez, pero la visión de los famosos frescos de más de mil quinientos años lo merecen.
 
 
 

 

 

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