El otoño para los niños significa la vuelta al cole y el comienzo de un nuevo curso. Para los jóvenes y otros no tanto es el final de las vacaciones y el regreso al trabajo con todas las secuelas que ello conlleva como el estrés y demás males.
Para los jubilados de más edad es el inicio de una nueva estación, otra más de las tantas vividas, y una pregunta queda en suspenso. ¿viviré hasta el invierno y empezaré otra nueva estación o será este el final que me llevará hasta el invierno de mi vida?
Aunque el otoño nos parezca triste porque los días cada vez sean más cortos y la luz se vaya esfumando ante la inminente noche, la Naturaleza nos presenta una belleza única pues sólo en esta época los árboles abandonan su verde característico para vestirse de variados colores y quedar al final de la estación desnudos por completo; aunque haya otros que desafiantes permanecerán vestidos todo el año. Son los puritanos de la Naturaleza que ocultan lo más íntimo de su tronco y ramas a la vista de extraños.
Otoño, puente entre la vitalidad desbordante del verano y la carencia de aquella en el invierno. Otoño, transición entre fogosidad y frialdad pero, al fin y al cabo, meses de nuestra existencia que cuantos más vivamos mejor.
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