Si para cualquier español, que viva en algún lugar del territorio, resulta imprescindible cuando llega a Madrid visitar el Museo del Prado, no lo es menos, incluso diría que necesario, darse una vuelta por lo que se denominan los Reales Sitios.
Palacio de El Pardo
Porque esos palacios son un testimonio visible de los últimos siglos de nuestra historia; porque en ellos veremos como vivían los reyes de las dos dinastías que gobernaron a varios pueblos unidos en una nación llamada España.
El Escorial
Porque con ellos aprenderemos algo de aquel pasado esplendoroso en el que nuestro país fue una potencia mundial y nuestros soberanos unos mecenas que contrataban a los mejores artistas de la época aunque, en realidad, no les guiara el noble empeño de proteger al arte y los artistas sino, otro menos altruista, como el de rodearse de las mejores obras para su disfrute personal.
Palacio de La Granja
Porque por ellos sabremos que "los reyes por la gracia de Dios" que nos gobernaron durante varias centurias, sobre todo los Borbones, no escamotearon gastos para construir el lugar donde vivir, ni en el mobiliario ni en los objetos suntuosos con los que se rodearon.
Palacio de Riofrío
Porque de ellos constataremos que la opulencia, el lujo y el poder de unos monarcas absolutos se oponían obscenamente a los de un pueblo que vivía en la miseria y privado de los más elementales derechos humanos.
Palacio de Aranjuez
Porque en ellos vivieron, disfrutaron y holgaron unos monarcas ajenos e insensibles a un pueblo, que desconocedor de la abundancia y bienestar del que se rodeaban sus reyes, en el fondo los amaban con ese amor sumiso del ignorante que no sabe de su esclavitud y cree que todo es así porque siempre ha sido.
Palacio real de Madrid
Y ese pueblo sumiso y manejable no fue capaz de sublevarse ni de cortarles la cabeza, como hicieron los franceses, ni de exterminar a toda la familia real, como los rusos...
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