Françoise Sagan debutó en la narrativa francesa con una novela que escribió a los 19 años: Buenos días,tristeza que escandalizó a la sociedad burguesa de 1954 y donde revelaba un gran talento.
Françoise Sagan (1935-2004)
Françoise Sagan es el seudónimo de una escritora francesa, Françoise Quoirez, que con personal estilo narrativo, -en el que mezcla erotismo y una cínica ironía-, no conoce prejuicios. Su legado literario abarca más de cuarenta libros entre novelas, obras de teatro, guiones de cine.
Sus novelas nos presentan a unos personajes de la clase media alta aburridos y amorales.
"A ese sentimiento desconocido cuyo tedio, cuya dulzura me obsesionan, dudo en darle el nombre, el hermoso y grave nombre de tristeza. Es un sentimiento tan total, tan egoísta, que casi me produce vergüenza, cuando la tristeza siempre me ha parecido honrosa. No la conocía, tan sólo el tedio, el pesar, más raramente el remordimiento. Hoy, algo me envuelve como una seda, inquietante y dulce, separándome de los demás."
Así comienza la novela Buenos días, tristeza que fue elogiada por la crítica, acogida muy bien por el público y marcó el inicio de una escritora que luego se definiría por la provocación literaria, apartándose de los narradores existencialistas y experimentales, y explorando la existencia humana desde la idea del placer que transmitió a toda una generación.
En Buenos días, tristeza el juego de la manipulación es el eje de la narración. Cécile trata de destruir la felicidad de su padre y su nueva pareja, manejando a los otros personajes según sus intereses.
Cuando la joven reconoce su error la destrucción la alcanzará, llevándola a un proceso de angustia y teniendo problemas de conciencia. Todo ello llevará a hija y padre a la infelicidad y la tristeza.
Otto Preminger (1905-1986)
El director estadounidense de origen europeo Otto Preminger llevó esta novela al cine en una versión de 1957 titulada también Buenos dias, tristeza y protagonizada por Jean Seberg, David Niven y Deborah Kerr.
Escenas del comienzo de la película con la canción de Juliette Greco
La película adapta la narración en primera persona de la novela como un largo flashback con voz en off, que se divide en dos momentos: un pasado rodado en color, donde Cécile narra la experiencia del verano, y un presente filmado en blanco y negro, en el que es víctima de los remordimientos.
Escenas de la película
Los exteriores se rodaron en la costa francesa lo que contribuyó a reproducir el ambiente de lujo que rodea a esa clase social ahogada en sus propios vicios. El guión no está a la altura de la novela, los diálogos a veces son algo insulsos y no consiguen convencer para entender la contradicción interior de Cécile.
Sin embargo el proceso de despertar sexual de Cécile sí se logra en la película, que se debe al modo en que Otto Preminger supo dirigir a Jean Seberg que consigue transmitir una sensualidad igualable a la que Françoise Sagan logra en la novela con sus descripciones.
Escenas finales
Escenas de la película
Los exteriores se rodaron en la costa francesa lo que contribuyó a reproducir el ambiente de lujo que rodea a esa clase social ahogada en sus propios vicios. El guión no está a la altura de la novela, los diálogos a veces son algo insulsos y no consiguen convencer para entender la contradicción interior de Cécile.
Sin embargo el proceso de despertar sexual de Cécile sí se logra en la película, que se debe al modo en que Otto Preminger supo dirigir a Jean Seberg que consigue transmitir una sensualidad igualable a la que Françoise Sagan logra en la novela con sus descripciones.
Escenas finales
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